Mensaje de Año Nuevo de Rinpoché

Leer el original en inglés

A todos nuestros amigos más queridos,

Muchos cariñosos saludos a todos, os deseamos un Año Nuevo muy feliz.

Ha vuelto a llegar el momento en el que marcamos el comienzo de otro Año Nuevo y nos disponemos a despedir otro año de nuestras vidas. Jetsunla y yo os enviamos a todos nuestros mejores deseos y hacemos plegarias para que el próximo año esté lleno de alegría y también de sabiduría floreciente.

Recuerdo que cuando era niña pensaba que un año entero era muy largo. Doce meses, unos treinta días cada mes, cincuenta y dos semanas, trescientos sesenta y cinco días; todo esto parecía como si fuera una eternidad. Siempre que hacía una pregunta cuya respuesta era «el año que viene», me parecía un periodo demasiado largo como para planificarlo o incluso pensar en ello en el presente.

Pero, estoy segura que igual que yo, muchos de vosotros también tenéis la sensación de haceros mayores, de que los años ahora pasan precipitadamente. Pareciera que un año pasa desapercibido y que los doce últimos meses nos son nada más que un momento fugaz.

Como se ha dicho:

«Los tres reinos de existencia son tan efímeros como las nubes de otoño.
El nacimiento y la muerte de los seres son como funciones de teatro.
Las vidas de los seres pasan como un relámpago en el cielo.
Precipitándose como una cascada hacia abajo de la montaña»

El fluir del tiempo es tanto inevitable como inexorable. Y con cada año que pasa, los años se hacen más fugaces. El fluir del tiempo se va haciendo cada vez más rápido. Aunque, como practicantes, tenemos elección. La elección entre permitir que el flujo del tiempo nos arrastre como a una hoja llevada por el viento o escoger vivir con una consciencia despierta más profunda, haciendo que cada día que pase importe.

¿Cómo hacemos eso?

¿Cómo hacemos que cada día importe en vez de dejarnos llevar por la vertiginosa neblina que el mundo parece ser a veces?

No estamos hablando de conseguir algo grande cada día sino más bien de que cada día nos levantemos con un poco más de alegría, con un poco más de aceptación y un poco más de claridad.

La alegría de estar vivo y abierto a un mundo de posibilidades. La aceptación de que las cosas no son siempre perfectas y de que podemos tener muchas formas de avanzar pero que por lo menos estamos en camino y que el potencial de lograr la bondad es muy accesible. Y la claridad de que mientras el tiempo pasa y la verdad de la impermanencia se manifiesta de múltiples formas, aún así hay algo bueno en ello.

El paso del tiempo nos enseña y nos hace más sabios si somos conscientes de todas sus lecciones. Las cosas buenas que ocurren nos enriquecen y nos dan fuerza. Las malas nos dan lecciones amargas pero también hacen que nos demos cuenta de que todo pasa.

Como solía decir mi maestro: «Incluso de las cosas peores que te puedan pasar puedes encontrar una útil lección que aprender y de la que beneficiarte. Solo tienes que verlas y llevarte la lección que te otorgan».

Este año he estado lidiando bastante con el tema de la metamorfosis. El cambio que solo es posible debido al hecho de que la verdadera naturaleza de todas las cosas está sujeta a cambio. Y podemos escoger cómo será nuestra metamorfosis porque, lo queramos o no, vamos a cambiar.

Cuando nos encontramos con amistades que no hemos visto desde la infancia o los años de estudio, nos sorprendemos a menudo por lo mucho que han cambiado. También pasa con familiares o amigos a los que no vemos en años. Y para ellos también es inevitable que nos vean muy cambiados.

Aunque verdaderamente depende de nosotros lo que ellos vean.

¿En qué nos hemos convertido respecto a nuestros antiguos días y antiguas maneras?

A veces me parece un ejercicio divertido imaginarme un encuentro entre mi yo joven y mi yo mayor y lo que se dirían la una a la otra. Es algo divertido de intentar cada Año Nuevo.

Personalmente, a mí el paso del tiempo me ha proporcionado una consciencia sobre las formas de no ser arrastrada por las circunstancias externas, de librarme de sea cual sea la rutina y sistemas que nos hacemos a nosotros mismos.

Existe el peligro de olvidarse de reflexionar sobre el paso del tiempo y permanecer atrapado en lo que es familiar, seguro y estancado.

El orgullo y la inseguridad, ambos son en realidad las dos caras de la misma moneda, acomodándonos en lo que es familiar. Y la mayor incomodidad de la familiaridad es el cambio. Podemos quedarnos atrapados, dudando si dar un salto y mudar nuestras antiguas creencias y dogmas.

Cuando hacemos esto, el tiempo parece que simplemente corre cuando vivimos cada año que pasa como el anterior y el anterior y demás.

Por lo tanto el Año Nuevo es un buen momento para tomar el control y decidir que sí, que este es el año en el que voy a tener la valentía de dar un salto —de metamorfizarme en todo lo que puedo ser sin limitarme a mí misma y dejarme llevar por la duda en mí misma. Es el momento de abrazar el cambio a mejor o como mínimo hacer todo lo posible de forma que finalmente no haya arrepentimiento.

El movimiento del tiempo es constante pero si se es sabio, este movimiento del tiempo y su naturaleza transitoria nos enseña algo muy profundo. La auténtica celebración es la celebración de esta sabiduría.

Este Año Nuevo celebremos la sabiduría de que el cambio posiblemente pueda ser un agente de una bella metamorfosis. Una verdadera transformación solo puede empezar cuando uno tiene la valentía de soltar todo aquello que nos ata en vez de liberarnos.

¡Ojalá que conforme entramos en un nuevo año y una nueva década, decidamos dar lugar a la sabiduría y valentía que permiten el cambio de traer lo mejor que está dentro de nosotros. Y ojalá que esta belleza innata y este extraordinario potencial se convierta en la base de lucidez y felicidad para todos!

¡En nombre de Minling Sangyum Kushog, Jetsün Rinpoche, Dungse Rinpoche, Jetsunla y la Shanga de Mindrolling aquí reunida, os enviamos nuestros más cariñosos y sinceros deseos a todos vosotros para que este Año Nuevo verdaderamente maravilloso esté lleno de deleite y buen auspicio!